Lunes-Viernes, de 9h-14h y 17h-19h
(Del 02-07 al 10-09 de 9h a 14h)
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04 Oct
Ya sabemos que los chicles se han convertido en una de las golosinas más adictivas, tanto para adultos como para niños. Si nos centramos en el público infantil, hay que tener muchas cosas en cuenta. Hasta que no son los suficientemente mayores no se permite comerlos por riesgo de atragantamiento.
Una vez que han llegado a una edad determinada, ya se sienten niños grandes al poder comerlos. Aunque tiene una serie de ventajas, también es verdad que hay muchas desventajas a la hora de comer este tipo de chuchería. Desde Goloseba te acercamos a los pros y los contras de los chicles para niños.
Entre las ventajas han aparecido diversos estudios que afirman que comer chicle que contengan xilitol podría resultar muy favorable ya que ayuda a limpiar la boca de restos de alimentos y azúcares. Eso sí, se recomienda no masticar chicle más de 30 minutos seguidos, ni más de 60 minutos al día. A partir de los 30 minutos pierde sus propiedades adhesivas.
Comer chicle aumenta la producción de saliva, lo que facilita la digestión. Es perfecto como sustitutivo de otros alimentos menos saludables y ricos en azúcares. También se recomienda para niños con nerviosismo como método para reducir “los nervios” ya que su acción mecánica y repetitiva ayudar a reducir momentáneamente la tensión.
Aunque el consumo de chicles sin azúcar ofrece estos beneficios, lo ciertos es que si se abusa demasiado puede tener muchas desventajas. Centrándonos en los niños, pueden desarrollar problemas mandibulares e incluso producir a largo plazo un desgaste adicional de los dientes.
Si se consume en exceso esas altas dosis de xilitol puede generar gases, irritación intestinal, acidez e incluso provocar diarreas. El chicle está totalmente descartado en niños con ortodoncia u otros aparatos dentales ya que puede engancharse en las piezas y deteriorarlas.